Reseña: La fragilidad de los cuerpos de Sergio Olguín
¡Hola, Eternos Lectores! ¿Cómo están? El día de hoy les
traigo la reseña de un libro que leí hace ya un tiempo y me fascinó: La fragilidad de los cuerpos de Sergio
Olguín.
Este libro del autor argentino Sergio Olguín salió
publicado por primera vez en 2012 y en 2017 fue adaptado a su versión en
miniserie, protagonizada por Eva De Dominici, Germán Palacios y Juan Gil Navarro.
La fragilidad de los cuerpos: tensión al máximo, cero
evolución del personaje principal
Alfredo Carranza, un maquinista del tren Sarmiento, se
suicida en el mismo lugar donde lo atiende su psicólogo. ¿Por qué lo hizo? ¿Qué
le pasaba? Son algunos de los interrogantes que empiezan a surgir. Y su carta suicida
deja algunas pistas…
Verónica, una periodista soltera de 30 años, se entera de
ese hecho y decide recabar información para poder publicar la investigación en
la revista para la cual escribe.
Ella cree que Alfredo se mató por los traumas que le provocó
el contacto directo con la muerte, ya que él (como muchos otros en su puesto)
presencian cómo el tren se cobra la vida de muchas personas que mueren por
accidente o porque deciden quitarse la vida.
Lo que no sabe es que detrás de algunos de esos hechos se
esconde un entramado de sujetos que hacen del desafío al tren un juego… que
involucra a menores de clase baja.
Es un libro espectacular. Tiene un manejo de la tensión
increíble. La investigación que lleva adelante Verónica se asimila a la de los
policiales negros, en donde el detective se mete de lleno en el lugar de los
hechos y entra en contacto con el mundo criminal.
Ella no le teme a nada, no solo porque es una profesional
hecha y derecha, sino porque no tiene nada que perder. Se arriesga a todo, es
súper valiente, segura y astuta. Sin embargo, también es alguien que muchos
lectores pueden odiar, ya que en su vida amorosa y sexual podría ser calificada
de “desastre”: es la amante de un hombre casado, se encama con muchas personas
a lo largo del libro (¡algunas de ellas altamente cuestionables!). Aun así, yo
la amé, su búsqueda de la verdad y de la justicia no tiene precio, nada la
detiene.
Toda la historia se narra con un lenguaje informal,
cotidiano. El narrador omnisciente y los personajes hablan como hablamos,
usando nuestras puteadas, expresiones, muletillas, etc.
Me encantó la variedad de personas, clases sociales y
lugares que se entraman en esta historia. Aparece de todo: niños, jóvenes,
adultos, ancianos; la clase baja, media y alta; el mundo de la villa, las
redacciones, el club de barrio, el juzgado.
Quiero hacer especial hincapié en las escenas duplicadas,
que aparecen narradas desde otros puntos de vista. Es un recurso muy
interesante, que amplía el mismo hecho y permite saber cómo lo percibieron
personajes distintos.
Lo recomiendo aproximadamente a partir de los 16 años, a
lectores que estén interesados en esta problemática y tipo de texto. No se van
a arrepentir.
Spoiler alert
El final me dejó con un sabor agridulce. Si bien termina
como todos esperamos que lo haga desde un primer momento (que se publique esta
investigación y se sancione a los culpables), me dejó con la sensación de que
para Verónica no hay final feliz y tampoco evolución. A pesar de todo lo que
vivió, no parece que ella haya crecido o le haya servido de algo. Por suerte,
sí ocurre eso con los demás personajes
que se robaron nuestro corazón y nos regocijamos en su alegría.
¡Buena lectura!
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