Reseña: "El cuento de la Criada" de Margaret Atwood

¡Hola, Eternos Lectores! ¿Cómo están? El día de hoy les traigo la reseña de El cuento de la Criada de Margaret Atwood. 
Me lo regalaron este año y, si bien hace alrededor de dos años empecé a escuchar sobre él, no pensé que había sido publicado en 1985. Pensé que era un libro de nuestro siglo y fue realmente una sorpresa descubrir que no.
Pasé por muchísimas emociones a lo largo de la lectura, desde desconcierto hasta adicción y furia. Sigan leyendo para saber más...


El cuento de la Criada: un libro increíble con un final medio pelo

El cuento de la Criada es el libro más popular de la escritora canadiense Margaret Atwood. Se publicó en 1985 y pertenece al género de la ciencia ficción distópica.

Los estallidos en centrales nucleares, enfermedades, químicos y crisis ambientales producen un rápido descenso en la población; y, para empeorar las cosas, infinidad de hombres y mujeres quedan estériles. Frente a esta emergencia demográfica que pone en peligro la supervivencia de la especie, surge un gobierno totalitario que impone un rol particular a cada ciudadano, con el fin de controlar la natalidad.
En Gilead, el lugar en el que suceden los hechos, Defred es una mujer de 33 años que se desempeña como Criada. Esto quiere decir que, como es apta para la procreación, fue entregada a una Esposa y un Comandante para mantener relaciones sexuales con este hasta concebir y que, una vez nacido el bebé, sea entregado a la Esposa, que es su madre "legítima".
Defred, como las demás Criadas, es valiosa solo porque puede traer al mundo una nueva vida. Pero no es dueña de su cuerpo ni de su existencia. Está sujeta a horarios y actividades determinadas, y se le prohíben un millar de cosas. Hasta que algunas cosas empiezan a cambiar...

Atwood crea un mundo terrorífico, no por la presencia de seres o sucesos sobrenaturales, sino por la cantidad de crisis sociales, políticas y ambientales que imperan. Aunque externamente cada quien cumple con su deber y parece primar la paz; los pensamientos y sentimientos de los personajes manifiestan todo lo contrario: una insatisfacción muy grande hacia esa nueva forma de vivir.
Todo está narrado desde el punto de vista de la protagonista, quien intercala en su relato sucesos de su vida antes y después de ser Criada. La única excepción es el último capítulo, que funciona a modo de epílogo y gracias al cual descubrimos qué ocurre muchos años después de los hechos contados.
Las primeras cien páginas son un poco densas: cuesta entender qué está pasando claramente, cuáles son las coordenadas espacio-temporales y las "reglas del juego". Pero poco a poco todo se clarifica y el lector ya no puede soltar el libro.
La historia tiene un montón de giros inesperados, los personajes son impredecibles y se genera un aumento de tensión que me encantó.
Todos los personajes tienen un halo de misterio. En este contexto tan opresor, ellos no pueden establecer vínculos cercanos entre sí. Que cada uno viva en su pequeña burbuja dificulta que Defred los conozca bien y, por lo tanto, nosotros. El enigma que genera cada uno es muy atrapante, porque nunca sabés de lo que serán capaces o cuál es el sentido detrás de lo que dicen o hacen. Incluso Defred, aunque es la protagonista, es en muchos aspectos una gran incógnita...
Súper recomendable para quienes aman la ciencia ficción en donde imperan los regímenes totalitarios o gustan de las historias narradas en primera persona que reflexionan sobre la biopolítica y el género.

SPOILER ALERT

Si bien la historia es increíble y el capítulo final a modo de epílogo le da un toque especial, creo que más que esclarecer, oscurece.
Ese último capítulo consiste en la transcripción de una entrevista que tiene lugar en un simposio, muchísimos años después de los hechos narrados por Defred. Allí los especialistas reflexionan acerca de la era gileadiana y El cuento de la Criada, que fue lo que nosotros leímos anteriormente y que ahora descubrimos que consistía en una serie de desgrabados de cintas que la protagonista grabó para dejar testimonio.
Me fascinaron algunas de las conclusiones que saca el entrevistado y demás. Pero considero que le quita verosimilitud a la enunciación de lo que leímos. Siendo un enunciado oral, ¿por qué no tiene las marcas típicas de la oralidad? Si Defred grabó esas cintas posteriormente a su "detención", ¿por qué insiste en el uso del tiempo presente para contarlo? Si el anteúltimo capítulo termina con "No tengo manera de saber si este es mi fin o un nuevo comienzo (...) Subo y penetro en la oscuridad del interior; o en la luz.", ¿por qué Defred terminaría su relato de forma tan abierta, si claramente al momento de grabar las cintas sabe lo que le ocurrió?
En fin, desde mi punto de vista, este capítulo final le quita verosimilitud al contexto de enunciación de lo leído. Pero, salvo por eso, el libro es un diez.




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