Reseña: "Campos de fresas" de Jordi Sierra I Fabra
¡Hola, Eternos Lectores! ¿Cómo están? Decidí que los domingos serán de RESEÑAS. Así que acá les traigo la reseña de Campos de fresas de Jordi Sierra I Fabra.
Entré en contacto con este libro por "casualidad" y lo leí, básicamente, por cuestiones laborales; ¡lo cual no quiere decir que no me haya gustado! Todo comenzó hace aproximadamente unas tres semanas, cuando me dijeron en la escuela donde estoy haciendo una suplencia que debía tomar examen a una alumna de 3ro de secundaria y, entre los libros a evaluar, estaba Campos de fresas.
Sinceramente es un libro bellísimo y, en muchas cosas, muy original; aunque no puedo evitar sentir que para este tipo de lecturas a mí se me pasó el cuarto de hora 😂
Campos de fresas de Jordi Sierra I Fabra Editorial: SM Páginas: 136 |
Campos de fresas: la vida en juego
Campos de fresas es una novela corta de Jordi Sierra I Fabra publicada por primera vez en 1997. Este autor español, que hoy tiene 72 años, cuenta con más de un centenar de libros publicados y es uno de los más vendidos en España. Se especializa en la literatura infantil y juvenil, aunque también ha escrito la biografía de grandes músicos como John Lennon y Michael Jackson. El compromiso y pasión de Jordi en lo que respecta a la difusión y promoción de la lectura y escritura en niños y jóvenes se ve reflejado en su Fundación Jordi Sierra I Fabra, que actualmente incluso entrega un premio literario para jóvenes escritores. Además de su carrera en el ámbito de las letras, es amante de la música. De hecho, fue comentarista musical y uno de los fundadores de la revista Super Pop, destinada a la música juvenil. En tanto escritor ha sido galardonado con numerosos premios, aunque él mismo reconoce que el mejor es el cariño de sus lectores.
Luciana es una joven adolescente que sale un viernes en la noche a bailar con sus amigos Cinta, Santi y Máximo. Todos ellos querían divertirse y pasar una noche genial. Lo que no sabían es que Luciana iba a terminar bailando con la muerte a causa de la droga que todos en su grupo ingirieron, pero que solo en ella tendría el efecto menos deseado: un golpe de calor que la llevaría a un estado de coma.
Como la historia comienza con el llamado que recibe el padre de Luciana desde el hospital para avisarle que su hija se encontraba en grave estado, en cuanto terminé de leer eso dije: "Uff, ¡qué aburrido! Ahora seguro que va a contar la historia de cómo el alma de Luciana debe luchar por su vida".
Para mi sorpresa, no fue así. Muy por el contrario a lo que yo había especulado (que era que me iba a encontrar con una historia similar a Si decido quedarme... de Gayle Forman), lo que ocurre en Campos de fresas es sorprendente. El estado de coma de Luciana a causa del consumo de drogas actúa como una especie de granada que al abrirse deja salir diversidad de subhistorias. Si bien la "granada" sigue estando ahí y es la que provoca todo, el foco no está puesto específicamente en ella, sino en todo lo que surge al respecto.
Quisiera darles un ejemplo. El libro está estructurado de la siguiente manera: 1) dedicatoria, 2) epígrafe que cita la canción "Strawberry fields forever" de John Lennon, 3) 95 "capítulos" a los cuales prefiero llamar "apartados", 4) epílogo que cita la canción "Eleanor Rigby" de Paul McCartney, y 5) agradecimientos. La historia se desarrolla en esos 95 apartados, pero solo 9 de ellos tienen como foco a Luciana, quien también los narra. En los 86 restantes tenemos un narrador omnisciente que va posicionándose detrás del resto de los personajes, contando cómo vive cada uno de ellos esta historia.
Sí, la vida de Luciana está en juego y es el tema central y disparador de esta novela. El autor incluso establece un paralelismo entre una partida de ajedrez (la protagonista practicaba este juego) y la lucha por la vida. De esta forma, los apartados tienen nombres del estilo: 9 (Negras: Alfil g6) o 49 (Blancas: Dama x g7). Luciana "juega" al ajedrez, y su contrincante es la muerte.
Sin embargo, en este campo de batalla no solo está ella, sino también los demás personajes, que están luchando con sus propios enemigos. Sus amigos Cinta, Santi y Máximo lidian con la culpa por haber sido quienes incitaron a Luciana a consumir drogas. Sus padres y su hermana, con el miedo profundo a perderla. Su novio Eloy, con la preocupación de no hallar a quien les vendió esa pastilla. Los médicos, con la incertidumbre de no saber qué están combatiendo hasta que aparezca uno de esos comprimidos... Y así se puede seguir... porque en esta historia también intervienen traficantes, policías, periodistas, etc. Todos ellos con sus propios intereses y problemáticas. No se abrumen con la multiplicidad de personajes que acabo de mencionar, la historia es sumamente llevadera y van a conocerlos poco a poco a todos ellos.
Las cosas que más disfruté de este libro fueron la cantidad de perspectivas que aparecen, la amenidad en la lectura, el buen ritmo que tiene, las problemáticas que aborda, cómo está estructurado y la relación paratextual entre el epígrafe de la canción de Lennon y el texto.
Sobre esto último quisiera mencionar que adoro a Los Beatles, pero por alguna extraña razón no tengo recuerdos de "Strawberry fields forever", así que oírla y ver el video fueron enriquecedores para mí. Creo que el autor tomó una elección excelente para el título y epígrafe. La canción y el video reflejan, desde mi punto de vista, lo psicodélico y surrealista que deben sentir aquellos que consumen drogas o quedan en el limbo entre la vida y la muerte.
Aun así, quisiera agregar que no me gustó para nada la "bajada de línea" que hace este libro con respecto a los peligros de consumir drogas y los trastornos alimenticios. Juro que casi quería revolear el libro por los aires cuando leía al narrador decir cosas como estas: "¿Por qué se destruían a sí mismos?" o "Ellos decidían comprar y tomárselas. Ellos y nadie más que ellos. Un juego divertido. Para eso se es joven, para probar cosas, para experimentar. Para eso y para desafiarlo todo. ¿O no?".
No lo tomen a mal... Entiendo (¡de verdad!) que este libro está destinado al público juvenil, que el autor tenía casi 50 años cuando lo escribió y que las drogas estaban siendo un gran problema en España y el mundo. Pero, en lo personal, creo que no era necesario enunciar cosas como esas ni incluir las preguntas retóricas. Su "cometido" ya lo estaba logrando por medio del horror de ver a protagonista en ese estado o la descripción de cómo Loreto, la amiga de Luciana que sufre bulimia, "deformó" su cuerpo, sus uñas, sus dedos, sus encías, a causa de los vómitos que se provocaba.
Recomiendo la lectura de este libro a partir de los 12 años aproximadamente. Van a descubrir una historia hermosa que enaltece la amistad, el amor y la vida; todo eso sin caer en excesivas cursilerías ni idealizaciones.
¡Buena lectura!
Luciana es una joven adolescente que sale un viernes en la noche a bailar con sus amigos Cinta, Santi y Máximo. Todos ellos querían divertirse y pasar una noche genial. Lo que no sabían es que Luciana iba a terminar bailando con la muerte a causa de la droga que todos en su grupo ingirieron, pero que solo en ella tendría el efecto menos deseado: un golpe de calor que la llevaría a un estado de coma.
Como la historia comienza con el llamado que recibe el padre de Luciana desde el hospital para avisarle que su hija se encontraba en grave estado, en cuanto terminé de leer eso dije: "Uff, ¡qué aburrido! Ahora seguro que va a contar la historia de cómo el alma de Luciana debe luchar por su vida".
Para mi sorpresa, no fue así. Muy por el contrario a lo que yo había especulado (que era que me iba a encontrar con una historia similar a Si decido quedarme... de Gayle Forman), lo que ocurre en Campos de fresas es sorprendente. El estado de coma de Luciana a causa del consumo de drogas actúa como una especie de granada que al abrirse deja salir diversidad de subhistorias. Si bien la "granada" sigue estando ahí y es la que provoca todo, el foco no está puesto específicamente en ella, sino en todo lo que surge al respecto.
Quisiera darles un ejemplo. El libro está estructurado de la siguiente manera: 1) dedicatoria, 2) epígrafe que cita la canción "Strawberry fields forever" de John Lennon, 3) 95 "capítulos" a los cuales prefiero llamar "apartados", 4) epílogo que cita la canción "Eleanor Rigby" de Paul McCartney, y 5) agradecimientos. La historia se desarrolla en esos 95 apartados, pero solo 9 de ellos tienen como foco a Luciana, quien también los narra. En los 86 restantes tenemos un narrador omnisciente que va posicionándose detrás del resto de los personajes, contando cómo vive cada uno de ellos esta historia.
Sí, la vida de Luciana está en juego y es el tema central y disparador de esta novela. El autor incluso establece un paralelismo entre una partida de ajedrez (la protagonista practicaba este juego) y la lucha por la vida. De esta forma, los apartados tienen nombres del estilo: 9 (Negras: Alfil g6) o 49 (Blancas: Dama x g7). Luciana "juega" al ajedrez, y su contrincante es la muerte.
Sin embargo, en este campo de batalla no solo está ella, sino también los demás personajes, que están luchando con sus propios enemigos. Sus amigos Cinta, Santi y Máximo lidian con la culpa por haber sido quienes incitaron a Luciana a consumir drogas. Sus padres y su hermana, con el miedo profundo a perderla. Su novio Eloy, con la preocupación de no hallar a quien les vendió esa pastilla. Los médicos, con la incertidumbre de no saber qué están combatiendo hasta que aparezca uno de esos comprimidos... Y así se puede seguir... porque en esta historia también intervienen traficantes, policías, periodistas, etc. Todos ellos con sus propios intereses y problemáticas. No se abrumen con la multiplicidad de personajes que acabo de mencionar, la historia es sumamente llevadera y van a conocerlos poco a poco a todos ellos.
Las cosas que más disfruté de este libro fueron la cantidad de perspectivas que aparecen, la amenidad en la lectura, el buen ritmo que tiene, las problemáticas que aborda, cómo está estructurado y la relación paratextual entre el epígrafe de la canción de Lennon y el texto.
Sobre esto último quisiera mencionar que adoro a Los Beatles, pero por alguna extraña razón no tengo recuerdos de "Strawberry fields forever", así que oírla y ver el video fueron enriquecedores para mí. Creo que el autor tomó una elección excelente para el título y epígrafe. La canción y el video reflejan, desde mi punto de vista, lo psicodélico y surrealista que deben sentir aquellos que consumen drogas o quedan en el limbo entre la vida y la muerte.
Aun así, quisiera agregar que no me gustó para nada la "bajada de línea" que hace este libro con respecto a los peligros de consumir drogas y los trastornos alimenticios. Juro que casi quería revolear el libro por los aires cuando leía al narrador decir cosas como estas: "¿Por qué se destruían a sí mismos?" o "Ellos decidían comprar y tomárselas. Ellos y nadie más que ellos. Un juego divertido. Para eso se es joven, para probar cosas, para experimentar. Para eso y para desafiarlo todo. ¿O no?".
No lo tomen a mal... Entiendo (¡de verdad!) que este libro está destinado al público juvenil, que el autor tenía casi 50 años cuando lo escribió y que las drogas estaban siendo un gran problema en España y el mundo. Pero, en lo personal, creo que no era necesario enunciar cosas como esas ni incluir las preguntas retóricas. Su "cometido" ya lo estaba logrando por medio del horror de ver a protagonista en ese estado o la descripción de cómo Loreto, la amiga de Luciana que sufre bulimia, "deformó" su cuerpo, sus uñas, sus dedos, sus encías, a causa de los vómitos que se provocaba.
Recomiendo la lectura de este libro a partir de los 12 años aproximadamente. Van a descubrir una historia hermosa que enaltece la amistad, el amor y la vida; todo eso sin caer en excesivas cursilerías ni idealizaciones.
¡Buena lectura!
Comentarios
Publicar un comentario