Las cosas que perdimos en el fuego, de Mariana Enríquez
Reseña de Las cosas que perdimos en el fuego (2016), de Mariana Enríquez.
Los once cuentos de terror que integran este libro nos llevan a recorrer una realidad como la nuestra, pero en la que lo perturbador siempre se hace presente. En su gran mayoría, las protagonistas son mujeres (ya sean niñas, jóvenes o adultas) y los hombres no gozan de una representación favorable. Además, algunos aluden a la dictadura militar y otros, a los avatares políticos y económicos por los que pasó nuestro país con la vuelta de la democracia.
Para los fanáticos del género, este libro no tiene desperdicio. Eso sí, prepárense para un terror novedoso, que se coloca a las antípodas de los ya tan gastados fantasmas, monstruos, bosques peligrosos u objetos vivientes. Acá el terror está más cerca de lo que pensamos, en lo cotidiano, las creencias populares, etc. En muchos casos, ni siquiera necesita de lo sobrenatural para provocar miedo.
Considero que Mariana Enríquez es una maestra en la creación de imágenes perturbadoras sin descuidar la trama. Para mí, no deja nada librado al azar: en cada relato, todo lo que menciona tiene un vínculo con los otros elementos o sucesos y, a medida que vamos leyendo, podemos ir atando cabos.
Si bien son fáciles de leer en tanto léxico y estructura sintáctica, todos ellos tienen una gran densidad semántica. Aconsejo que disfruten la lectura, pero también la acompañen con una gran curiosidad. Relean, investiguen todo lo que les llame la atención o no les termine de cerrar, estos cuentos ameritan mucho más que una simple lectura superficial.
Los once cuentos de terror que integran este libro nos llevan a recorrer una realidad como la nuestra, pero en la que lo perturbador siempre se hace presente. En su gran mayoría, las protagonistas son mujeres (ya sean niñas, jóvenes o adultas) y los hombres no gozan de una representación favorable. Además, algunos aluden a la dictadura militar y otros, a los avatares políticos y económicos por los que pasó nuestro país con la vuelta de la democracia.
Para los fanáticos del género, este libro no tiene desperdicio. Eso sí, prepárense para un terror novedoso, que se coloca a las antípodas de los ya tan gastados fantasmas, monstruos, bosques peligrosos u objetos vivientes. Acá el terror está más cerca de lo que pensamos, en lo cotidiano, las creencias populares, etc. En muchos casos, ni siquiera necesita de lo sobrenatural para provocar miedo.
Considero que Mariana Enríquez es una maestra en la creación de imágenes perturbadoras sin descuidar la trama. Para mí, no deja nada librado al azar: en cada relato, todo lo que menciona tiene un vínculo con los otros elementos o sucesos y, a medida que vamos leyendo, podemos ir atando cabos.
Si bien son fáciles de leer en tanto léxico y estructura sintáctica, todos ellos tienen una gran densidad semántica. Aconsejo que disfruten la lectura, pero también la acompañen con una gran curiosidad. Relean, investiguen todo lo que les llame la atención o no les termine de cerrar, estos cuentos ameritan mucho más que una simple lectura superficial.
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